''Eran uno. En ese instante eran uno sólo. La luna era el único testigo de su pecado. A partir de ése día quedarían unidos para siempre.
Ella suspiro. Él la miró desde otro punto de vista. Nunca la había visto tan guapa, tan natural. La amaba, la amaba como a nadie. Ella era su única razón por la que se despertaba cada día. Por la que sonreía.
-Te amo Princesita. - Le dijo a ella al oído.
Ella sonrió. Era la primera vez que ella sonreía de esa manera. Una sonrisa cálida, feliz, sin preocupación alguna. ''Una sonrisa vale más que mil palabras''. En ese mismo instante, él comprendió esa frase. Por fin la entendía.
¿Sabéis por qué la quería tanto? Ella era diferente. No tenía prejuicios. Era única. No era perfecta, tenia sus defectos, como cualquier ser humano.''
-Carmen
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